EL HOMBRE QUE TE JODE LA NOCHE (PERO EN BROMA PORQUE ERES MUY MAJA)
Glenclous salió de su casita cierta noche de abril, con la intención de cenar con un amigo que había conocido recientemente. Ese fue el primer error. Cuando llegó al lugar de la cita comenzó el desastre. Al parecer el buen señor, tras leer parte de este blog llegó a la conclusión de que Glenclous era una loca que sólo sabía hablar de sexo y contar chistes, así que decidió hacérselo saber a lo largo de la noche de la manera más jocosa posible. Y cuando digo “a lo largo de la noche” quiero decir que estuvo interrumpiendo sistemáticamente cada una de las conversaciones de Glenclous a la voz de: “Tú eres una guarra, ¿no?”. Y cuando digo “de la manera más jocosa posible” quiero decir que se moría de risa de su propio chiste cada vez que insultaba a Glenclous.
-Pues me estoy leyendo un libro que…
-Oye, qué guarra eres. Jajaja, qué gracia tengo.
……….
-Ayer me compré unos zapatos de color…
-Tú eres muy guarra, ¿no? Jajaja, qué risa.
……….
-Tengo planeado viajar a…
-A algún sitio donde haya tantas guarras como tú. Jajaja, no te molestarás, ¿verdad?
……….
-Pues ese día fue muy triste porque…
-¿Porque eres una guarra? Diosssss, qué risa me da, ¡Y qué guarra eres!
En fin, que aunque Glenclous tenga sentido del humor y conteste con salero a la bromita, a partir de la quinta ya dejó de hacerle gracia. Y a partir de la vigésima ya tenía las narices oficialmente hinchadas. El segundo error consistió en que, por aquello de ser cortés y no largarse directamente, decidió tomarse una copa rápida tras la cena y ahí la terminó de fastidiar.
-Oye guarra, (jajaja, qué guasa tengo), vamos a pillar coca a un bar que conozco.
-Por enésima vez, ya vale con la bromita porque ya no me hace puñetera gracia. Y pilla lo que quieras, pero yo paso.
-Venga mujer, un gramito de nada entre los dos. No seas… ¿Cómo decírtelo? ¡GUARRA! jajajajaja.
-Mañana madrugo y tengo que tener buena voz a las 8 de la mañana, así que me tomo un zumo y me voy. Además no siento ninguna curiosidad por saber de qué modo me vas a insultar cuando además de borracho estés drogado.
-Juaaaaas, tía, me encanta tu sentido del humor. Vengaaaaaa, que es broma. Un gramitoooooo, porfiiiiii.
-No, y si sigues así, ni copa ni leches. Me voy ahora mismo y ahí te quedas.
-No, por favor, no te vayas. Es que me encanta el placer de tu compañía. Siento parecer grosero, pero de verdad que son bromas porque me encanta tu sentido del humor.
Tercer error de Glenclous: No mandarle a la mierda en ese instante y acceder a quedarse. Entraron en el bar y él cambió de broma: De llamarla guarra pasó a insistir en el temita del gramo. Cuando vio que por ahí no iba a conseguir nada, confesó que lo que le ocurría era que le faltaban 30 € para financiarse el esnifable y pretendía que Glenclous ejerciese de socia capitalista de su nariz.
-Porfaaaa, préstame dinero…-pisotón a Glenclous-. Jajaja, qué gracioso soy.
-No, y te estás pasando.
-Pleaseeeeee, déjame y tú te quedas con la mitad el material-agarrada del escote para que todo el bar viese lo que había debajo-. ¡Mira qué escotazo llevas, guarra, juasjuasjuas!
-Me estás tocando ya mucho las narices. Y por cierto, deja mis tetas tranquilas
-Mujer, si es broma, qué poco sentido del humor tienes. Además soy gay, ¿qué más te da? Vengaaaaa, déjame dinerooooo.
-Gay o no, las enseño cuando quiero y a quien quiero y ni este es el momento ni tú eres la persona a quien me apetece enseñárselas, así que déjalas tranquilas.
-Jajaja, qué divertida eres. Vale, perdona-pellizco en el brazo-. Déjame pastaaaaa, por favoooor.
-Hasta aquí hemos llegado. Me voy a casa.
-No, me voy a casa yo, que eres una antipática y no quiero pasar más tiempo contigo. Será borde la tía esta…
Así que se levantó, cogió su abrigo y se fue todo digno para no volver. Y Glenclous se fue a su casa con un cabreo tremendo, no por el idiota al que había aguantado, sino consigo misma por no haberle mandado a la mierda después del tercer “eres una guarra, pero te lo digo en broma”.
A la mañana siguiente, Glenclous recibió un correo electrónico lleno de risas y buen humor en el que el buen señor agradecía la fantástica noche que había pasado. Y ella se quedó mirando el moratón de su brazo que le había quedado de los pellizcos de broma, los zapatos manchados por los pisotones de broma, la camiseta con la tela estirada en el escote de broma, y se preguntó dónde van las hostias que deberíamos haber dado y nunca dimos. Algunas veces eso de ser educada es una mierda.
Anteriormente en LOCOS EN MI VIDA…
EL HOMBRE DEL ESPERMA SALTARÍN
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EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ MUJER AL ENCONTRAR LO QUE BUSCABA