EL EFECTO TIRITA (O la sexy utilidad de los caramelos de menta)

Mi querida Martina tiene un fabuloso blog con unos diseños fantásticos y unas reflexiones interesantísimas. En un inocente post sobre el helado de canela, los comentarios tomaron vida propia y el tema terminó siendo un tratado sobre la textura, efectos, calidad y sonoridad de las bolas chinas. ¿Instructivo? Sí. ¿En la línea profunda y reflexiva del blog? Eso ya no tanto. Martina me ha contado alguna vez que cuando un jefe, compañero de trabajo, o persona que la tiene como una responsable y formal personita se ha encontrado con su blog, el efecto del tratado de las bolas chinas ha sido cuando menos, impactante.Y aquí me encuentro, con un blog inaugurado desde hace… yo qué se, casi dos años y sin decidirme a estrenarlo por aquello del “con qué tema puedo estrenar mi blog”. Así que pensando en la première he decidido que más vale contar lo subido de tono al principio. Así nos ahorramos las sorpresas y luego si se tercia, ya nos dedicaremos a reflexiones y cosas serias. Como cuando te arrancas una tirita de golpe: El tirón impacta, pero luego el picorcillo que tienes donde estaba la tirita no es para tanto comparado con el primer tirón. Hasta da gustito rascarlo. Por tanto, allá vamos:

TRATADO DE LOS CARAMELOS DE MENTA. CÓMO SACARLES PARTIDO SIN QUE NECESARIAMENTE TE DUELA LA GARGANTA

(te prometí que hablaría de ello, Martina)

Una vez escuché que en cuestiones de sexo la boca no es para hablar. Bien dicho, pero de vez en cuando hablando aprendes cosas de lo más variopintas. La primera vez que escuché sobre las satisfacciones sexuales que da un caramelo de menta me sonó a chiste. Pero de eso nada, queridos amigüitos. Cuando pasé de las palabras a los hechos el éxito de crítica y público fue rotundo. Así que tras la(s) experiencia(s) he tomado la determinación de compartir mi sabiduría con quien se pasee por este blog. Amigas, amigos, con ustedes: EL CARAMELO DE MENTA

A estas alturas el lector avispado se estará planteando dudas del tipo:
“¿Qué se puede hacer con algo tan pequeño?”
“¿Cómo?”
“¿Por dónde?”
“¿A quién de los dos?”
“¿El envoltorio incluído?»

Pues bien: el truquito del caramelo de menta no tiene demasiado que ver con su volumen, forma o tamaño sino con sus efectos. Con los efectos en la boca del consumidor, concretamente. Concretando aun más, con los efectos que produce recibir una sesión de sexo oral de alguien que se acaba de comer un caramelo de menta. Os lo aseguro, un éxito. La sensación de frío que queda en la boca se transmite a la parte contraria y produce un efecto “uis-qué-fría-está-la boca-qué-calor-noto-cuando-la-apartas” que hace las delicias de los receptores de este experimento. Personalmente recomiendo algún tipo de lámina de menta, o bolitas para el aliento, ya que el efecto es más rápido.

Un “espera cinco minutitos, cariño, que me voy a comer un caramelo” puede ser un tanto anti-clímax, además de estropear el efecto sorpresa, y estos productos consiguen el efecto que buscamos en unos segundos, en cuanto se disuelven en la boca.Así que ya sabéis: la próxima vez sorprended a vuestra pareja con una sesión de menting. Lo peor que os puede pasar es quedar con un fantástico aliento, y lo mejor… depende de lo agradecida y recíproca que sea la persona con la que practiquéis. 😉