LOCOS EN MI VIDA II

EL BIBLIO-FALO

Érase una vez un señor profesor francés de un prestigioso colegio de Madrid. Un día conoció a Glenclous por una de esas casualidades casualidosas y estuvieron toda la tarde hablando de literatura. Al parecer la trayectoria lectora de la señorita Clous dejó al señor galo tan prendado que insistió en quedar otra vez con ella. Por entonces Glenclous era más inocente que una gaseosa de pito y pensó: “fíjate que chico más majo y con tan buena conversación, ¿porqué no?” Y ahí la fastidió del todo. Quedaron otro día con otro café delante y la charla fue de lo más amena, culta y amistosa. Y cuando monsieur le professeur le dijo que le encantaría invitarla a cenar, Glenclous le dijo que no tenía el cuerpo para ruidos porque estaba muy tocada por una relación que acababa de terminar. Pero don francés dejó muy claro que sólo estaba interesado en sus interesantes charlas, y que no buscaba ninguna relación, ni carnal ni sentimental. Casi se ofendió y todo. Así que Glenclous se lo tragó y aceptó.

Era un 23 de Abril, y teniendo en cuenta el detalle de que Glenclous había pasado media infancia en Cataluña y es una tierra que adora, el señor galo se presentó con un libro y una rosa. Qué bonito. Y la llevó a cenar a un restaurante fantástico, y coincidieron allí con media Unión Europea porque tomaron el café con unos amigos comunes en tres idiomas diferentes.

Pero héteme aquí que mientras Miss Clous disfrutaba de la velada, Mr. Francia se quedaba sin baba de ver que ella era capaz no sólo de leer y hablar de lo que había leído, sino de hacerlo en otros idiomas. Y mientras esto pasaba, Miss Clous no era consciente de que estaba ante un Bibliófilo en el sentido más pervertido de la palabra. No he sabido encontrar una palabra que defina esa parafilia, si es que está catalogada como tal: ¿Filosófilo? ¿Filosofálico? ¿Bibliófalo? Vamos, que le ponía como una moto oír hablar de libros, cultura o cualquier conversación mínimamente digna de Punset. Y Glenclous llevaba varios días dándole motivos de excitación a cascoporro.

Así que pasó lo que tenía que pasar: que Don-Profesor-Loco-De-Colegio-Elegante se obsesionó con Glenclous y comenzó a cortejarla unos días y a insultarla otros porque ella no respondía a sus cuitas amorosas. Y de paso a llamarla a horas intempestivas, a enviarle mensajes al móvil pidiéndole que leyese tal o cual libro para poder comentarlos, a llorar, a gritar, a suplicar, a difamar, a acosar… Vamos, lo típico que se hace cuando se está pirado.

Afortunadamente por esa época Glenclous estaba pensando en cambiar de teléfono, así que tuvo la oportunidad perfecta para librarse de las llamadas del Gabacho-que-se-empalmaba-hablando-de-libros cambiando de número.

Lo único que sacó en claro de toda la experiencia fue conocer el restaurante al que le llevó a cenar. Glenclous es una chica arriesgada y volvió a ir varias veces sin topar con este señor, aunque le gustó mucho más la carta de las cenas y las comidas que el Brunch de los domingos. Además suelen tener Enate Gerwürztraminer en la carta de vinos, lo cual es muy de agradecer.

En la actualidad Glenclous se pregunta a menudo si todos los extranjeros están así de pirados o son sólo los que le tocan a ella…

Anteriormente en LOCOS EN MI VIDA…

EL HOMBRE DEL ESPERMA SALTARÍN

10 Responses to LOCOS EN MI VIDA II

  1. María aps dice:

    El Oliver tiene una pinta… gracias por la dirección, la próxima vez que vaya a Madrid, reservo.
    ¡Qué locos se meten en tu vida Glen¡¡ ¡De los franchutes se puede esperar de todo¡

  2. Ruth dice:

    Jaajajajaaaa. Yo no creo que tenga nada que ver con el hecho de ser extranjero. Yp conozco a más de un pirado obsesivo que es más nacional que el jamón de bellota.

    En todo caso, este francés habría disfrutado con «un francés» 😆 .

  3. Glenclous dice:

    Ruth, eso es complicado. Ya me dirás cómo se charla sobre filosofía o literatura con la boca llena, jajaja.

    Bienvenida, María aps 😉 Ya me contarás si te gusta el restaurante. Pero no vayas en domingo a mediodía porque el Brunch es flojito.

  4. Tamaruca dice:

    ¡Jajajaja!

    ¿Y nunca hubo contacto carnal? No me lo quiero ni imaginar caminando por una biblioteca, ¡madre mía qué peligro!

  5. lasruvis dice:

    osti, que miedo!!

    heso te pasa por ser tan fina i tan hinteresante. si hes que… si te conformaras con ser solo mona… ainsssssss

    cuando vallamos pa los madriles, provaremos el «guestogan».

    vesisssss

  6. Adúlter dice:

    Pesados éstos de los libros, joder.
    Donde esté un buen cinéfilo-obsesivo. 😀

  7. Glenclous dice:

    No, Tam, no tuve el disgusto. Y no te imaginas el peligro no en una biblioteca… sino en un colegio, que es donde trabaja!!!

    Rubis, queridas, no todas podemos ser tan monas como vosotras (aunque lo intentamos día a día, pero el listón está mu alto 😉 ). Si me conformo con ser sólo mona lo llevo claro, jajaja.

    Adúlter, todavía no me he topado con uno de esos. Pero en cuanto pase, ya tengo un «Locos en mi vida XVII»

  8. Aurë dice:

    Como si fuese algo tan raro excitarse con la literatura… ¿¿¿Acaso soy el único que alguna vez ha comprado revistas calentorras por los artículos y reportajes??? 😉

    Al leer la historia me he acordado de «Un Pez Llamado Wanda» y del personaje de Jamie Lee Curtis, poniéndose a tono cuando le «hablaban» en italiano y en ruso. Qué gran peli.

    Oye, Glen. ¿Estos especímenes los encuentras en algún sitio en especial? ¿O es gracia personal tuya dar con ellos?

    De todas formas, prefiero mil veces a un gabacho «bibliófalo» como éste, que los gustos que tenía un compi de facultad, que no tenía reparo alguno en manifestar públicamente que Ana Botella le ponía cachondo. Hay gustos que merecen palos…

    Y hablando de botellas, voy a tener que probar el Enate que comentas, que es la segunda vez que te leo proclamar sus excelencias.

  9. Glenclous dice:

    Es verdad, Aurë: El personaje de Wanda era divertidísimo. Y Kevin Kline recitando menús en italiano no tenía precio, jajaja.

    No se si lo de encontrármelos es un don que tengo, pero si es así, tú y yo lo compartimos. Porque entre tu anabotellófilo y el amiguete del que hablaste en el otro capítulo de Locos En Mi Vida (sí, no disimules ahora: el que temía haber dejado embarazada a su novia en la bañera), creo que estamos empatados. A ver de qué amigo tuyo nos hablas cuando publique la tercera parte, que ya está casi a puntito de salir. Entre tus locos y los míos podemos montar un circo!!!

  10. Carabiru dice:

    Jajajajajjajajajajaja
    ¿Te das de cara con todos los raros del mundo Glen???

    Ais, lo que me divierto con estas anécdotas!

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